La pesca en peque ños arroyos de alta montaña, a una altitud de entre 1000 y 2000 metros, es una delicia. El tamaño de las capturas es habitualmente
reducido, pero es muy divertido y el entorno es idílico. En arroyos como el de la imagen, las truchas son autóctonas y habitualmente muy
asustadizas, de manera que para pescarlas se precisan bajos de línea largos y muy finos.